Raúl Daniel

Los Sueños de la Manada

 

Juan viajó para Buenos Aires

el jueves de la semana pasada,

a trabajar con su hermano, también en la pizzería;

que se encuentra en Belgrano…

y vivirá con su tía en San Francisco Solano.

Espera por unos años trabajar de “cortapizas”

(igualito que su hermano…)

Mucho lloró su mamá, aunque ya está acostumbrada,

su novia no dijo nada, (ni sabe si va a esperarlo,

aquí sobran los muchachos)

 

Latía su corazón en forma desmesurada,

mientras viajaba en el bus, tarde, noche y madrugada.

Pensaba en el futuro, el día en que regresara,

lleno de plata y orgullo, para hacerse su casa,

comprar un auto moderno, televisor y heladera,

y, si lo espera Mariana, hacer familia con ella.

 

Buenos Aires… gigantesco, que a los incautos se traga,

ya mucho le avisaron, allá se trabaja duro,

sin tereré[1]… buen salario.

Algunas de sus vecinas ya se fueron para España,

pero él así no se engaña, más seguro es Argentina;

allí hay parientes y amigos, (algunos ya se quedaron),

allí hay “escuela y salud”, aunque no crezcan los mangos[2].

¡qué lindo va a ser volver a su Paraguay amado,

él no piensa en malgastar, abrirá cuenta en un banco,

ahorrar… mandarle algo a su mamá…

¡y trabajar sin descanso!

 

Un “feroz” equipo de audio, DVD, juegos de muebles,

todo en su casa propia, ¡sin alquileres pesados!

Su sueño va aún más lejos… si la suerte lo acompaña,

en el fondo de la casa dos o tres cuartos y un baño,

para alquilar y vivir de eso en futuros años.

 

Por las noches mensajean por el “celu” de su hermano,

ella le dice -“Te quiero”, él le contesta -“Te amo”,

y se cuentan sus tristezas hasta que acaban el saldo.

 

Ahora se le ocurrió que, cuando crezca el pasto,

comprará una podadora en vez de carpir a machete,

en vez de doblar su espalda…

y los domingos: ¡asado, chipa guazu[3] y butifarra[4]!

 

La “tele” que sea grande, (la que llaman “Cine en casa”),

La lavadora: automática, y una pelota de boley

nueva, para ir a la cancha, (más la red reglamentaria).

 

Juan tiene sus ilusiones, así como tienen todos,

sus amigos, sus parientes, sus vecinos y su novia…

tener una casa grande con cuartos llenos de cosas,

¡un cuadro por la pared, con su equipo campeón!,

no pide mucho a la vida… sólo el sueño del montón,

(ya que no pudo estudiar… bueno, tampoco quería),

y, como dijo su tía, ¡a trabajar como un buey!

 

De todas formas, la ley no pena a los soñadores,

y menos si compran cosas; fábricas, capitales y obreros,

por ahora es lo que sobra…

ser consumista es un sueño y ¡por soñar no se cobra!

 

 


[1] Infusión fría de yerba mate tradicional paraguaya.

[2] Árbol de fruto exquisito corriente en Paraguay.

[3] Tarta de maíz tradicional paraguaya.

[4] Embutido a base de carne de cerdo.