Pasean la mirada con lentitud,
pinceles en paleta de sumisión,
pinceles con colores de seducción
sobre un lienzo templado, con inquietud.
Cómplices que bosquejan toda longitud
y desnudan relieve con disposición,
inician el momento de la irrupción
de trazos atrevidos en amplitud.
Acarician, llenando de luz el lienzo,
advirtiendo placer... tonos de humedad
en la pintura, desde aquí -y en el comienzo-.
Rociado de delirio cada cerdamen,
con dura resistencia a la saciedad,
sucumben a quedarse sin que los clamen.