Manuel Isaac Vera Zevallos

DISCULPE JOVEN SI ANDANDO...

Disculpe joven si andando -por este camino largo-

lo distraigo de su marcha, de su paso emancipado,

y le robo unos minutos contándole mi quebranto:

en esta senda, hace poco, caminaba de mi mano

un aprendiz de mi vuelo en el que yo había volcado

mis añosas esperanzas y mis sueños malogrados.

 

Una tormenta implacable, un día triste y malsano,

nos azotó sin clemencia y nos apartó de un tajo

dejándome incertidumbre y a él mortal desamparo.

Desde entonces, llevo sombra en mis sentidos

y en mi pecho la ternura es sólo un recuerdo vago.

 

Disculpe si lo molesto, pero es que en sus ojos capto

el brillo aquel que él tenía cuando marchaba a mi lado...

 

Siga joven su camino, y si encuentra a mi muchacho

cuéntele que voy errante sólo por él preguntando

y que daría lo que tengo, y un poco más -si lo gano-

para volver a fundirme en el calor de su abrazo;

dígale que tengo miedo que no me alcancen los años

y la muerte me sorprenda buscando, siempre buscando.