GuillermoO

Noche centinela, noche

Noche

en que maullaron los célebres gatos de la victoria,

noche enjaulada por el único poder de mi mano,

noche en que el espacio se estira

y se acomoda a la noche misma,

noche en que la quietud de los árboles

perecía al borde del abismo

y el abismo todo era la noche;

noche en que las cavernas más oscuras,

temerosas, se volvieron blancas;

noche en que saludé tu figura por vez postrera

y tu cabeza no se volvió para rescatar los sentires

caídos al fondo de la noche;

noche en que los pobres violaban sus cuerpos con cerrojos

para no morir de hambre;

sucia noche estrellada.

Desde mi noche provoco los ecos, te convoco:

y entonces, parado en mitad de un estupor,

soy un gato filosofante,

de esos agudos, elementales, pero sabios gatos silvestres,

que al pie de siniestros basurales

buscan amores, noches y comida.

Soy el último maullido de un magnífico gato insolente,

su espasmo de supremo goce,

su celeste ojos nocturno,

su vientre inmolado a la oscura Noche Bestial,

entre noches eternas de basura.


G.C.
Direc.Nac.del Derecho de autor