Diaz Valero Alejandro José

Carta a una vecina (Humor)

 

Señora:

Sinforosa Eustoquia Casta Cabeza de Cabello Cano

 

Apreciada Doña Sinfo, la llamo así por razones obvias. El hecho de que su hija haya sido mi novia no le da derecho de tratarme como escoria, sólo sé que así nunca ganará la gloria, pues tiene el alma más oscura que una paledonia.

 

Doña Sinforosa, le cuento que desde chico siempre me gustó el olor de pollo frito, y aún en mi vida adulta todavía me parece exquisito y es por eso que comienzo a explicarle lo que ahora le explico.

 

Yo tengo un gallo de pelea llamado “Kool aid” que tenía plumas roja y  en la gallera era el rey. Yo lo tenía entrenado  como Cassius Clay .

 

De pronto, así de improviso, se perdió de mi patio mi gallito, y casi me vuelvo loco buscando en todos los sitios, mientras de su casa salían unos olores exquisitos, y sin yo  ser brujo ni erudito, supe que a   “Kool aid” lo habían largado frito.

 

Además sin yo saber mucho inglés oí cuando su hija  Inés, dijo a todos muy feliz:  “para mí la pechuga Plis”

 

Pero lo que me afectó de mil maneras, es que se lo comieran  con tantas ganas y no me dieron a probar ni las alas. Y me duele hasta los sesos es que le hayan torcido el pescuezo, convirtiendo a mi gallo en almuerzo.

 

Ante todo lo sucedido sin intenciones vengativas ayer me comí su gallina, y hoy tengo desplumado en mi patio, uno de sus dos patos que pasé por la guillotina.

 

Le ruego que mañana deje abierta la puerta del patio, se lo imploro, pues pienso guisar a su loro, y si el hambre no me pasa, tal vez me coma dos de sus yaguazas porque tengo listas las papas.

 

Espero no se moleste y no me acuse con la ley, porque todo comenzó cuando usted mató a “Kool aid”

 

Un abrazo y buen provecho

Atentamente

 Clárido Pancracio de las Cienágas Revueltas.

 

P.D. Le comento y no es mentira, que mi gallo eran tan famoso como  Shakira, sólo le faltaba el meneo, la voz la tenía, eso creo. Es por eso que le he hecho tal desastre, como cobro compensatorio a mi lucro cesante.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela