Raúl Daniel

Carta A Una Poetisa


Te escribo estos versos,

hermana y amiga,

para darte fuerzas

(te veo vencida).

 

No me creo nadie,

pero se precisa

alguien que te ayude

si estás abatida.

 

Cuando nos llamaron...

¡Oh, cuánta alegría!

pero... las espinas...

y el camino es largo...

 

(Tú también entiendes,

tú también te enciendes

¡con el fuego sacro

de la poesía!)

 

Te escribo estos versos

y tal vez consiga

darte el suave empuje

que encienda tu lira.

 

Eres delicada

no aceptas elogios

ligeros... banales,

no aceptas mentiras,

 

Deja que te cuente

mi historia escondida,

¡a mí también el miedo

suele hacerme trizas!

 

Tú también entiendes,

tú también palpitas

en el flujo fuerte

de la poesía.

 

Hermana querida...

mi carta no tiene

nada extravagante,

rimas escogidas...

 

Mi carta es muy breve

no pienso las frases,

salen de mi estro

como una bandada

de aves errantes

que estaban dormidas.

 

Yo te amo, mi hermana...

te necesitamos...

los locos habitantes

del mundo dorado

de la poesía.

 

(Tú también me entiendes...)