Cesar Zamora

En el Apocalipsis lo leí

Era una tarde gris, tan gris que te desesperaba

el pueblo entero veía, la lluvia que lo bañaba

los niños se amontonaban, a jugar con alegría

sin saber lo que pasaba, sin saber lo que vendría...

 

Los perros inquietos, con desesperación aullaban

las madres en sus cunas, a sus criaturas calmaban

de lejos se escuchaban, los gritos de la tormenta

que azotaba la comarca, con una furia cruenta...

 

En veinte años, no ha habido, una tempestad así

decía un ancianito, que vivía por aquí

mientras otro repetía, sepan todos la verdad

esto es cosa del demonio, a causa de la maldad...

 

Entonces con un gran estruendo, la tierra tembló

los árboles se cayeron, y el río se desbordó

la gente gritaba al cielo, clamando con pavor

no nos quites de tu presencia, ten piedad Señor...

 

Ahí mismo, sudoroso y temblando, desperté

de esa terrible pesadilla, si eso es lo que fue

porque en el Apocalipsis, ya eso un día lo leí

esas cosas tan siniestras, no las quiero para mí...

 

CAZA

08/08/2014