Hija del Sol

LA PROMESA

********************************************************************************************** 

LA PROMESA

 

Ayer en mis manos te vi nacer/ y mi sentimiento pude advertir/ hoy, el destino nos une otra vez/ porque una promesa vengo a cumplir.

 

Apenas la celebración iba a empezar,

era un día cualquiera, de visita familiar,

había llegado sólo con mi padre,

tu mamá y la mía habían sido muy amigas,

pero la gran ausente era mi madre,

hacía meses que ya no estaba en nuestras vidas.

 

Todo, elegantemente bien presentado,

ni un detalle descuidado, nada olvidado;

mesas y sillas delicadamente decoradas

y la comida, tentaba a todo paladar.

Una invitada no estaba contemplada,

su pronta llegada no era de imaginar.

 

Tu madre y nadie se imaginaban

cómo los segundos ya apuraban.

Siempre inquieta en tus meses de existencia,

perfeccionaron el tiempo presente

y, porque así lo quiso la providencia,

ese día, dejó de ser un día corriente.

 

Tan sólo diez años nos separaban,

mi padre y el tuyo, con ella estaban;

tu llegada traía una complicación

que yo poco podía entender,

lazos de vida por tu inquieta diversión

en tu cuello había que resolver.

 

En la premura del extraño momento

y escondido, presenciaba el acontecimiento.

No sé cómo sucedió, pero ahí me hallaba,

con la ingenuidad de mi mano en un mundo desconocido

y la sabia voz de mi padre que me orientaba;

palpé uno a uno, todos tus sentidos…

 

Y presencié el milagro de la vida,

un bello ser estaba en mi mano asida.

Sí, ¡logré salvarte sin malograrte!

grandioso lo que mis ojos presenciaban;

eras ya una joya, una gran obra de arte,

perfecta e inequívocamente diseñada.

 

Mis ojos de niño se asombraban,

ante tu grandiosa y sorpresiva llegada.

Mi padre, muy satisfecho y contento

y tu madre, lloraba y reía a la vez.

Fue un maravilloso alumbramiento…

y un día, que cambió mi vida, así fue.

 

Recuerdo tu mirada de princesa inmortal

invadiéndome… hasta mi espina dorsal,

era el amor, que me llegaba por primera vez.

“Cuando sea grande me casaré con ella”

fue mi primer regalo que te entregué

y testigos fueron, los astros y las estrellas.

 

Un suspiro de mi ser se desprendió…

y un eco de aquel día invernó.

Veinticinco primaveras han pasado

y hoy, muy seguro en mi decisión

y de ti, completamente enamorado,

vengo a cumplir mi promesa de amor.

 

Hija del Sol

© Derechos de Propiedad Intelectual Reservados

 **********************************************************************************************