Diaz Valero Alejandro José

Carta a mi socio (Humor)

Señor:
Sócrates Torcuato De las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado
(Conocido en el callejón de la barriada, como pavo desplumado con moquillo y plumas descoloridas)
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Apreciado Torcuato:
Te escribo para intentar darle claridad a nuestra extraña sociedad.
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Desde que yo estaba en la escuela y me enamoraba de las chicuelas, siempre tú estabas esperando que algo sucediera para socorrerlas.
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A Plutarca Genoveva le daba yo galletas de avena y tú la conquistaste con unos dijes con su cadena, y ella te prefirió a ti ¡qué pena!, aunque después le saliste con unas de cal y otras de arena.
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A Cósima de los Ángeles, le di huevos fritos, y comiéndolos juntos éramos felices, entonces tú te apareciste con huevos de codornices, y ella me dejó, alegando ciertos deslices, aunque después todos los huevos se le pusieron piches.
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A Temistoclas del Carmen le quité el trago amargo, bailando con ella boleros y tangos, y entonces tú, llegaste como Marlon Brando y bailaste con ella comiendo durazno y ella te aceptó porque estaba pelando.
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A Leonirda Mercolina le hice poesías y fue tanta la emoción mía, que cada verso que yo escribía ella se emocionaba cuando lo leía; y llegaste otra vez Sócrates Torcuato y dándote ínfulas de guapo, te la diste también de poeta, plagiando poemas de José Ángel Buesa.
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Hasta cuando De las Casas Rojas, vas a hacer lo que se te antoja, ¿es que acaso crees que tienes corona? déjate ya de broma, mira que voy a enamorar una pioja y luego te la mando para que sin menoscabo, te deje los bolsillos sin un solo centavo.
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¿Que te has creído tú Techo Blanco Delgado?, ¿que yo soy tu catador y que comes lo que ya yo he probado? Ten cuidado “pavo desplumado” mira que a veces soy un poco alocado y se me aflojan los tornillos, y entonces tu desplume con moquillo, me haga perder el hilo y así de repente te deje más descolorido.
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¡Ay Torcuato, ay Torcuato!, no fue una vez… ¡Fueron cuatro! y no creo que sean coincidencias, y por eso estoy perdiendo la paciencia. ¿Y sabes por qué? Porque después quieren volver otra vez, así que ponte duro y atiéndelas como es.
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Casi me da un soponcio al pensar que eres mi socio, y por lo visto mayoritario, vaya, esto sí es un lío estrafalario, siempre quieres ganar gloria con mi escapulario.
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Sé más serio, De las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado, busca tus palomas sin mirar a mi cercado, y siéntete dueño de lo que has logrado, que yo ni miro a tus rabos pelados.
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Recibe mi saludo y un fuerte abrazo, para que veas que yo, Sócrates Torcuato, no soy para nada rencoroso, sólo quiero que seas más respetuoso, De Las Casas Rojas y Techo Blanco Delgado, y dejes ya ese afán de enamorado que anda pendiente de mis amores conquistados.
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Espero que le des atención a mi misiva, pavo desplumado con moquillo y plumas descoloridas, para que así evitemos futuras rencillas, y no sigas pensando que yo no soy de tu camarilla.
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Atentamente,
Hermenegildiano de las Cañadas y Puentes.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.