LIZ ABRIL

HISTORIA DE UN BESO

Y ahí estaba él, de pie, esperando una respuesta

a la pregunta muda de esos ojos.

Una sombra envolvió el recuerdo de aquellos labios

mordidos en la bruma.

Su respiración entrecortada delataba sus ansias y esa necesidad salvaje de encerrarla entre sus brazos.

Cuántas veces había intentado romper el silencio y 

sin embargo, mientras más lo había intentado peor había sido el resultado.

Se miró las manos, eran otras. No eran esas manos firmes y seguras. Ya no. La piel suave de otros años había ganado dignamente sus arrugas.

Y encima de todo no le obedecían. Se habían marchado sin permiso,  a buscar aquella mejilla surcada por las lágrimas. 

Palpó con sus dedos el rostro humedecido y pudo verse reflejado en su mirada.

El tiempo le pesaba en la espalda, mientras el viento jugaba con su pelo totalmente blanco.

Ella... tampoco por fuera era la misma.

Salvo por sus ojos café y el eterno interrogante en la mirada.

En verdad, esos ojos lo volvían loco.

Se acercó, lentamente, tanto... que sus pies parecían clavados al piso. O tal vez tenía la impresión de acercarse y en realidad no se había movido.

Como siempre, fue ella quien habló primero.

Fue un simple \"hola\" que borró como una cachetada tanta ausencia, tanta angustia de saberla lejos.

Y no pudo contenerse... y le dio un beso.