Somos así… efímeros.
 Desmesuradamente escapistas.
 Somos tan nada… insignificantes.
 Preludios de preludios. Inconclusos.
Baste decir dos palabras para huir del otro.
 Basta sentir la mirada para desviar la vista al suelo.
Es que somos eso y lo entiendo,
 como entiendo que a veces la nada es suficiente.
 La mañana nunca espera encontrarnos juntos
 aventurándonos en la locura amanecida.
Es triste saber que a veces lloramos juntos
 en diferentes lugares, errados en el tiempo.
 Es triste saber todo eso y que incluso
 cuando nos necesitemos, sigamos en silencio.
Quizás sea solo mi imaginación,
 y todo esto no sea más que el diván de una mente
 que se atreve a creer y engañar al olvido.
 O quizás sea tiempo de soñar despierto,
 de seguir despierto, 
 de soñar un sueño 
 que duerme en tus labios.
Seguiremos danzando bajo la lluvia,
 sonriéndonos al mirarnos, pero lejos… pero lejos.
 Seguiremos así y duele saber que también es lindo,
 es lindo que me mires, y que en tu abrazo me despidas.
Lemos Maximiliano Daniel.
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