Esperpento

Una voz que sabe a nunca

\"Y como las flores

vamos muriendo...\"

 

Avanzo lento,

y mientras te sigo a tientas,

siento tu sabor a nunca

y que me apago

de no mirarte con mis manos de ciego,

de no sentir tu aliento de fuego

que me quema de no tenerte

y de no exactamente quererte

todavía, pues no sé

ni quién soy yo

ni qué darte

u ofrecerte de este mundo

tan infame y ruin,

podrido por dentro y desde fuera,

y, a su vez, tan bello y efímero

que no abarco ni a mirar un triste destello

de tu lozana ciencia de amor infinito

e infinitamente cambiante de cuerpo,

pues tu voz siempre me sabrá a nunca

en todos los sitios

y en tantos momentos,

que el mundo no tiene la culpa

de que sea yo

tan consciente

(y tan inconsciente)

de que la flor se marchita,

y, en ella,

sólo pueda sentir

mi lenta

y fatigosa muerte...

 

Y es que vales tan poco,

me vales tan poco ya, Amor,

que encontrarte nunca valió nada

y ni la más dura soga pudo atarte

a este loco cuerpo,

tedioso muerto que aún camina,

del que mudaste,

del que huiste y dejaste

pensando él solo

lo poco que llora

cuando te está llorando...

(porque te sigue oyendo,

tan bello y efímero,

tan cambiante de su cuerpo,

porque te sigue buscando

en este mundo tan muerto

por el que sigue andando,

y tú a tientas lo empujas

con tu sabor a nunca)