HERMINSON YULE RIASCOS

LA NEGRA

La negra baja desde la montaña,

viene trayendo cantos lejanos,

se encienden cocuyos paganos

y con su hez el tiempo me amaña.

 

No sabe ella con què saña

la oscurera con sus insanos

mounstruos vaciò mis manos

de un tesoro màs dulce que caña.

 

Quedò un frìo tan latente,

que el otrora corazòn riente

tiene bruma y tempestad.

 

Nunca màs volviò a amanecer,

sòlo rocìo visual con su padecer

viene a nacer en la soledad.

 

 

TRISTES ECOS

 

En mi alma mueren todos los deseos,

ellos llegan trayendo tristes ecos 

de momentos hechos trizas, flecos

de nùbiles ànsias y sus apogeos.

 

Hace un tiempo los creì sòlo reos,

asìdos como aquellos muñecos

que se usan por instantes entecos

y se desechan cual si fuesen feos.

 

Còmo diferenciar amor de cariño

si los dos bebì en la misma copa,

al cielo llego si a su cuerpo me ciño

 

y me adentro libre de toda ropa

este hoy es ausencia con la que riño

pues ya no voy viento en popa.