labartapena

SERAS, SERÉ, SEREMOS.

 

La lluvia repentina

arranco la flor

del jardín lejano.

Vacíos debieron quedar

ese día los vestigios

de una pobre ilusión.

 

Aquel bello rostro,

su cabellera larga

a media espalda,

el manjar de sus labios

a un paso de morderlos,

sus piernas de marfil,

imposibles de no desear

ser el alfarero de caricias.

 

Era yo tan ingenuo,

soy ahora tan viejo,

que me pierdo en el silencio

de recuerdos y no tengo,

ni siquiera una foto,

ni siquiera el olor

de su cuerpo, ni tan solo

el aliento de su viento.

 

La lluvia repentina

trajo el eco de su risa

en un relámpago

y la frescura de sus labios

vedados me besaron

cuando presione

los míos uno contra el otro.

 

La lluvia ceso y tal vez

seras, seré, seremos

gotas de arco iris

y frágiles como mariposas

nos amaremos sobre

esa flor que arranco la lluvia

para fecundar el amanecer

hasta la eternidad.