el poeta del abismo

A estas horas

Al esperar el crepúsculo vespertino de tu mano

La frescura que venia fue por tu sonrisa

Tu boca, tu nariz , tu cabello inquieto

Mas todo eso cuidé con mi brazo,

Mi mano buscaba algo alto 

y fue a tu cuello a recostarse 

 

A estas horas, tu sabes,

Que el crepúsculo nació en aquel momento

Cuando los pinos ya dormían entre las montañas

Y el olor de trementina se apagaba

 

Vimos como el pueblo

se encendía de candiles

Ya volvían los albañiles

Ya cerraban los comerciantes

Mas solo tu mano 

no se perdió entre el crepúsculo 

 

No te solté amor mio, 

tu vienes aquí a mi lado

Vienes bailando ante mis ojos

Dando vueltas por mis brazos

Me enamore de la cumbre de tu pecho

como los sauces se enamoran de la tierra

 

A esta hora, 

Brilla una luz entre tu boca

Mas no se apaga 

Como se apagaron los viejos candiles