AmparoIglesias

¿Siempre?

No creer en nosotros es la antesala de no creer en ti.

Y yo no puedo creer en lo imposible que esconde nuestra realidad si tú te niegas a darme la oportunidad de colocarnos en una historia que hable de las posibilidades que tenemos para querernos de alguna forma que no duela.

Recuerdo cuando yo era tu chica, y no un montón de intentos frustrados que te retenían mientras te empujaban al naufragio.

Ojalá hubieses aprendido a quererte a través de mi. De mis domingos y mis lunares.

Que comentan por ahí que quien se entiende en la cama, suele hacerlo en todo lo demás; y que poca razón tienen las malas lenguas, como si por el hecho de liarte entre las sábanas con el arte de un domador de deseos, no pudieses liarte entre mentiras que hablasen más fuerte que todos los orgasmos.

Que follarse es muy sencillo, así que hablemos del alma. De lo que te dice tu alma cuando en vez de quitarme las bragas, me quito la máscara y dejo que mis miedos y mis dudas, que calzan un cuarenta y cuatro, se te metan en los zapatos y te acompañen allí donde vayas.

Y te queden grandes.

Que amarse en verano con poca ropa y aun menos preocupaciones, es de cobardes; pero nosotros nos conocimos en Noviembre ¿recuerdas? Y enamorarse entre catástrofes y frío, con más bufandas que esperanzas, es de atrevidos, de aventureros, de valientes.

De escritores.

No quiero que ahogues las penas en cualquier bar, ni que la camarera sea el centro de tu diana esta noche; no quiero que otras manos te quieran tan mal, que necesites que te quieran muchas veces para equiparar al menos una cuarta parte de lo que te quería yo en un solo polvo.

¿Lo entiendes?

Y no son celos, es que ahora eres tan anti-nosotros, que yo he dejado de ser yo; y tú… ¿dónde estás tú?

‘’No siento lo mismo por ti’’.

Y creo que para eso no existen canciones.

‘’No siento lo mismo por ti’’

Y entonces el concepto ‘’siempre’’, perdió toda su credibilidad. Y empezó a enemistarse con el diccionario.

No se cuando decidiste que un ‘’nosotros’’ ya no era suficiente, y que no querías ser hogar. Que ahora estar a salvo no era entre tus costillas, y que tus pulmones se habían declarado en huelga de mi perfume.

Tú dijiste siempre y yo me lo creí. Porque mientras nada era para siempre, yo no sabía quererte de otro modo.

‘’¿Vas a quererme siempre?’’ Y afirmabas, con la misma seguridad que se siente cruzando un paso de peatones cuando el muñequico está en verde.

‘’Siempre es mucho tiempo’’ Te solía decir yo; y me mirabas como quien ha olvidado el concepto de tiempo y mide su amor en intensidades.

Supongo que entenderás que ahora no sepa quien eres. Del mismo modo que no se quien soy yo. Y el espejo me mira regañándome por el desaliño de mi memoria, que está patas arriba y se niega a reconocer que ha perdido la poesía que había en cada uno de tus gestos, cuando me mirabas con todas las catástrofes mundiales al borde tus pupilas y sin embargo, nada me parecía más acogedor que tus manos.

No se que significa siempre para ti, y por culpa de esa falta de determinación, has conseguido que tampoco sepa exactamente que quiere decir para mi.

Pensé que siempre era el deseo de ver una mezcla perfecta de nuestros genes, corriendo por el salón, mientras me sigues pareciendo la personificación de todos los versos de Bécquer.

Que siempre eran todos los días de nuestra vida entre cuatros paredes que hablen de las adversidades del tiempo, y de como la hemos superado a golpe de polvo y amor.

Tal vez eran todas las fotos que conservaríamos de los lugares a los que fuimos escapando de la rutina, para volver siempre a casa con la certeza de que estar atrapados entre calendarios no es ningún problema si las agujas del reloj siguen contabilizando promesas.

Siempre que tus camisas siguiesen sentándome así de bien, sobre todo cuando me las quito; y del armario no colgasen más que las ganas de pasar el día tan faltos de ropa como de distancia.

Igual siempre eran todas esas canciones que me hacían llegar rápido a tu bragueta o a tu corazón; o quizás era la forma perfecta en la que mi culo encajaba en tus rodillas.

A lo mejor siempre era el tiempo exacto que tardaban en disiparse mis inseguridades justo después de que tu boca me regalase un par de razones con las que creer en todo lo que nos unía.

Puede que realmente, jamás haya sabido muy bien que significa siempre, no voy a negártelo; pero de lo que si estoy segura, es de que siempre jamás ha sido nunca; que siempre era un concepto mucho más repleto de lo que lo son tus ganas de mi en este preciso momento.

Que siempre en ningún caso puede ser un ‘’adiós’’ , ni siquiera un ‘’hasta luego’’; y en el caso de que lo fuese, perdóname, pero me declaro enemiga oficial de todos los labios que lo pronuncian y de todas las manos que lo construyen.

 

Y entonces en lugar de decirme que siempre vas a quererme, déjame que te diga que prefiero oír que nunca vas a olvidarme.