bernardo cortes vicencio

SIRIA: LLEVANDO UN CESTO [de fe] QUE SE LE OFRENDA AL DESTINO.


Al norte de Afganistán hay una mezquita suicida 
fuente de explosivos errores 
en detonada oración 
dentro de una frontera brutal. 

No se despide la montaña está colocada en la puerta 
en la ventana 
en los portales 
de otros países lejanos 
donde despunta el abrigo del Profeta. 

Está grabada en la mezquita
en la palma de la mano 
en los sótanos de cualquier sitio
por donde brota el arbusto del tiempo.

En esa industria de siglo
seco y caluroso 
situado en su economía y sus gastos paramilitares 
Siria:
Aquí se desangran los pies del mesías
la almohada engañosa cuando la muerte sale 
como apartando los cielos oxidados 
un testamento triste 
 se ha roto en los hilos del silencio 
bajo la sombra de Dios. 

Sabe que es una nación 
que desciende detrás de la colina 
que después del parto hay una debilidad profunda 
ataúdes que reúnen un templo 
sobre esa mejilla humana
cuando el enigma salió de los vientos.

Chocan las tibias alas tenebrosas de la luz 
con toneladas de gas mostaza
diría que es nube goteando pócimas 
inflamadas de furia y sangre 
en cuyo eco se atrapa al águila de los abismos 
Jugueteando cadáveres. 

No hay edad en esos valles diversos.

Niños menores con una cultura rivalizada 
mueren sobre un afilado mar de ronca agua 
en donde pisan los arenales 
que arrastran los fugitivos desde los ecos espectrales
con la húmeda sequía ardiente: se adentran los humos violentos 
[en la duna].

Relámpago hueco 
se quedó a suicidarse en un cinturón de escama y viento 
en la ciudad se pule el asombro en las aceras hecha polvo 
para distinguir rostros iguales 
[tuyos y míos] 
entre la ceniza de la Historia que va huyendo del Pasado. 

La predominante enzima de un plato árabe 
es como tener espolones
el queso cuajado de mártires 
y gusanos. 

Bajo la túnica neolítica se vive aquel epitafio armenio 
solemne y culto 
se encuentra el velo 
que se cobija despreciable en la cortina del eufemismo
bajo el islámico antifaz se deslizan los cuervos y los tiranos,
llevando un cesto de fe que se le ofrenda al destino.

Son las manos que se abren con las ramas quebradas 
son las ,manos que viven petrificadas 
son las manos con la cerilla en la sombra 
rodeadas de turbio desorden 
cuando el sol rocía un poco de trigo en los campos.

[Balas y misiles] 

Medio Oriente 
con un fresco té a desierto 
tan vacío que respira las hojas obscuras
que devuelve la roca 
el peñón que balbucea como si gimiese hambriento 
[ los paisajes]. 

Etnia de lento siglo sobre un montón de escombro y tierra 
en piedra antigua y dunas que abonan futuros contaminantes. 

De la agricultura y la metalurgia más por el petróleo 
entonces se vuelve textil el dibujo entreabierto 
se rehúsa poroso 
abriendo las puertas 
a este juego de países. 


Bernardo Cortés Vicencio 

Papantla, Ver, México