Juan de Dios Jose

DALIAS DE ESPERANZA

Hasta un crucifijo
de olvidada ermita

bálsamo exquisito
atrájome un día.

 

Por entre las rejas
pasaban fragancias
de frescas ofrendas:
tus manos y plantas.

 

Sobre el blanco altar,
dentro de tus llagas,
me abriste de par en par
dalias de esperanza.

 

Y dije entre lágrimas,
hacia ti clamando:

«¡Oh si me otorgaras
besar tu costado!»

 

Y tú en mi pecho
pusiste azaleas,
que aromas de beso
siempre en él desprendan.