santos castro checa

Un canto al amanecer

 

 

Un canto al amanecer

 

 

           ...ya  el poeta acudiere, escalando del abismo,  

de negras sombras y dolores, de fatal suerte fugitivo ¡fatal suerte;

y desta suerte la victoria ¡victoria al fin! el desdichado cuerpo,

el fantasma de la muerte y del mal final ¡victoria sin final, al fin victoria!

                      ¡Es un fénix renaciendo!

Ya, en la noche azul, azul noche de estrellas, a la luna blanca vaya amando

y ¡oh! entre gemidos taciturnos

y los silencios silenciados

de nocturnos invitados,

de luciérnagas ficticias,

de murmullos indiscretos...

eternizare Ocanto, al dramatizar la épica,

al interpretar  la vida con amor, y un dulce llanto, y una arenga santa

a los dementes que engendró el verso:

- ¡Sois soldados, sois del verso, sois valientes!

¿sois del silencio, sois del abismo, sois de las sombras,

sois de la vida o sois de la muerte?

 

Y se abatieren con versares y el dolor a cuesta;

así, los dementes, al recostar la testa

en piedra blanda, a la fatalidad sonriendo,

con  esperanza cierta...¡al infinito loen de oro versos!


Es el cálido verso del demente, y los dementes

¡cuál blanca pluma en tintero de oro!

 

        ¡Ejercito de espíritus de épico espejismo!

              ¡Arriba, más arriba, una estrella les observa!

                  ¡Cómo saltan de alegrías, rimas, liras y elegías!

                        y el verso en libertad...¡loe al fin la libertad!

Y danzare la alegría, que hoy la pena ya no es mía, ya no es mía...

porque donde hay amor, donde hay paz, donde hay ilusión y fantasía

¡Hay un halo de alegría!

 

                ¡Ay, María del alma mía, María amada! 

 

Que me digan si, Amandote tienes al poeta del pueblo,

¡que importa si a la nupcia él se aferra, no le temo a esta guerra!

Quizá haya un poeta fallecido; mas ¡que importa!

si el hombre de la rosa depositare con dulzura

a la preciada hermosura de un alma pura, los rosales,

en la tumba del demente, del amigo: una rosa en el desierto

                ¡Fruto de su cultivo en la arenilla fresca!

Así, Juan, tomare la senda para encontrarse con Marsilio

en esta forma de amistad

en este platónico banquete

de ciencia,

letra,

y cosmología plotidiana.

Luzbel quizá admirare belleza tanta y tanta junta

y un cuervo se impaciente por ser prole de este encuentro

            y, hay espacio para todos en el todo, todo ¡corazón despierto!

Allí, donde no haya espanto, en el cielo vaya peregrina y linda estrella

a testificar de amores de felina fiera,

con un gato tierno que las botas sin amarras lleva,

para amoríos dizque, el buen galán ¡que eterna sea tan gentil propuesta!

...y, al fin, quizá vuelva

         ¡Tan bueno Donaciano,

         que sus rimas puras,

           eternizare bien idilio !

Luego, una voz de trueno retumbare en los silencios,

con versos de oro, con un canto libre,

para que siempre eternas siempre vivan,

del ensueño, las violetas, las blancas rosas,

y aúlle de pérfida pasión un lobo hispano

o un lobo americano...

y podría ser que un niño sueñe ser un águila del ande

y una damisela enamorada inventare el juego de ajedrez

y nos dé ¡oh! ¡jaque-mate y rotundo !

Mas, sería todo con corazón limpio

en refrescante amanecer.

 

AUTOR: Rudavall ¡Luz y sombra!
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