teresa ternavasio

MANUELITA

MANUELITA

¡Buenos días, mi señora! ¡Que hermosa está usted ahora!

¡Muchas gracias, caballero, lo dice y no es el primero!

 

Aunque es un poco obesa, no ha perdido la elegancia

Camina por esas calles, mostrando su gran prestancia.

Es que doña Manuelita, trigueña, con distinción,

Para que vean su alcurnia, no desperdicia ocasión.

Dice que viene de nobles, tiene una abuela condesa

Aunque vive allá en los bajos, ¡pero eso qué interesa!

Los jueves, viaja al mercado, aunque no le corresponde,

Alternar con los plebeyos, para su estirpe, es un sello.

Elige entre las verduras, las de mejor catadura,

Pregunta el precio y sonríe, mostrando sus dientes bellos

Pasea  en un coche viejo, que está medio destruido,

Es que no quiere que piensen, se haya envanecido.

Recoge la limosna, los domingos, en la misa,

Cuando el cura se descuida, ¡se retira! ¡Tiene prisa!

¡Ay! con los caballeros, todos suspiran por ella,

Con la noche, en sus ojos, brilla como una estrella

Preguntan si se queda, viene o se va,

Siempre hace lo que quiere, explicaciones, no da

Pero esta vez Manuelita, perdió hasta el apetito

Creo, se ha enamorado, de don Jaime, el potentado

No le importa su dinero, los autos, ni la fama

Tiene herido el corazón, lastimado por la flama

El –que sabe de su amor- ¡ni siquiera la ha mirado!

Ignorando su abolengo, sus historias y su reino

Llora por los rincones, rogando la quiera un poco,

La vida le entregaría, si se lo pediría.

Pero este buen vecino, sigue solo su camino,

Mientras la dulce señora, busca quien la consuele,

¡Porque tampoco es cuestión, que ella se desvele!

Si desprecian su amor ¡buscará otro señor!

Bien podría ser don Juan, don Artemio o don Miranda

Quien tiene “y pico de años”, con pretensiones no anda

Además, es una dama, del rango más elevado

Quien consiga su cariño, será un privilegiado

El baile de primavera, es la ocasión certera

Viste todas las galas, acomoda su corsé,

Y lo hace con premura,

Para que  vean ¡qué pequeña es su cintura!

 

Todo varón elegante, sin dudas cae a sus pies

Pero ella ha elegido al carnicero José

“Le ha dicho que la lleva, dentro del corazón,

Y que siempre la querrá, con entera devoción

La llama de su cariño, nunca se apagará

Porque mujer más hermosa, jamás existirá”

A través de su mirada, palpitan las emociones

Y entre suspiros y risas, se acurruca entre sus brazos

Doña Manuelita siente, que del amor es  presa

Por eso –aunque temblorosa- con sus dos pequeñas manos

Toma su cara y lo besa

José, no se sorprende en nada

¡Vaya mujer apasionada!

De su frente seca el sudor, mientras dichoso piensa

¡Esto es el amor!