Diaz Valero Alejandro José

Copleriando ando

 

Algo que a mí me apasiona

de ver tu cara sonriente

son tus encías pelonas

brillar sin un solo diente.

 

Casi siempre tú me azotas

con tus fuertes avalanchas

porque me lavas la ropa

pero nunca me la planchas.

 

Yo no sé si me contenga

de decir frases hirientes

cuando me queme la bemba

tomando café caliente.

 

Ay mujer ya no me riñas

porque yo soy muy velludo,

sí tú naciste lampiña,

mi pobre madre no pudo.

 

Tus comidas exquisitas

denotan tu gran progreso

con esas sardinas fritas

con bofe, patas y sesos.

 

Tu comida tan maluca

me da tanto desconsuelo

pues parece una peluca

ese estofado con pelos.

 

Mi alma de pronto se arruga

cuando hay pollo en el almuerzo

pues te comes la pechuga

y a mí me das el pescuezo.

 

Te veo como un borrón

en mi larga borrachera

como a un televisor

al que le falta la antena.

 

Cortaste de forma abrupta

la bella relación nuestra,

mi carta decía “punta”

y suprimiste una letra.

 

En mi carta escribí “vente”

para tenerte en mi fiesta,

y veo que nuevamente

le suprimiste otra letra.

 

Olvida tu mal aliento,

tus besos me saben gratos,

yo sufro el padecimiento

de haber perdido mi olfato.

 

Adiós mi linda cebolla

adiós mi bello tomate

yo tenía lista la olla

pero tú me la bajaste.

 

Adiós corazón de yuca

adiós corazón de queso

si no nos vemos más nunca

te regalo mi esqueleto.

 

 

Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Derechos Reservados

Bajo el Nro. 0614-1214

Maracaibo, Venezuela