Diaz Valero Alejandro José

La última conversa

Ahora entiendo

Doña Petra

que usted ya tenía

listas sus maletas

para ese viaje eterno

del que no se regresa,

y nos quedó pendiente

la última conversa.

Nadie me habló de su gravedad

de cómo flaqueaban sus fuerzas

por eso impidieron a toda costa

que usted hablara con franqueza.

 

Hay gente por allí

mi querida vieja Petra

que en vez de humanos

parecen bestias

y no soportan que dos personas

de igual naturaleza

hablen de cosas duras

aunque mucho les afecta

y desenmascaren a ingratos

dentro de la misma herencia

que van llevando sus vidas

con sus maldades a cuestas.

 

Hoy apenas

Doña Petra

es que vine

a entrar en cuenta

que estabas moribunda,

ya casi muerta,

y me impidieron visitarte

inventando viles tretas

para que no me dijeras

tus palabras ciertas

y te las llevaste a la tumba

dejándome en la tristeza.

 

que tarde entendiste

mi querida Petra

que hay víboras camufladas

de nuestra propia cosecha

donde la intriga y el rencor

es lo que cuenta

y destruyen la familia

sin medir consecuencias.

 

Imagino que Doña Petra

allí en su fogón

como estaba alerta

escuchó algún rumor

y tal vez por vergüenza

la verdad calló,

y por esa mala experiencia

se deprimió.

 

Solo me resta rezar

para que tu alma florezca

y puedas descansar en paz

mi querida Petra,

y esperar que las alimañas

después que hagan su fiesta

se pudran en este mundo

con su carga de conciencia.

 

 

Autor: Alejandro J. Díaz Valero

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Maracaibo, Venezuela