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El color azul con el que pintas el cielo

Hay un momento de nuestra vida...
donde las hojas amarillas de algunas historias
se adormecen entre montones de recuerdos.

Historias donde se suele acabar
el color azul con el que pintamos el cielo.

Donde cualquier lienzo que imaginamos
carece de esa emoción que nos da la juventud.

Donde pinceles y paletas nunca se ponen de acuerdo
para darle color a los interminables inviernos.

Donde se guardan letras en el corazón
de cartas y sonetos jamás escritos.

Llegan momentos en la vida...
oprimidos entre la reflexión y el arrepentimiento.

Laberintos de abatimiento y abnegación
que dejan a la conciencia herida.

Labios deseosos de besar, 
bañados tan solo con la propia saliva.

Cosas que podrías haber hecho
para las que nunca se encuentra el coraje.

Silencios en el corazón
que siempre guardas en el equipaje.

Llegan momentos en la vida...
oprimidos de reflexión y arrepentimiento.

Manos que tiemblan al escribir poemas sordomudos.
Temblores en el alma de poemas de cristal oscuro.

Tatuajes en el pecho llenos de magia,
sentimientos añorados cargados de nostalgia.

Epitafios desesperados de amantes momificados.
Pedazos y restos de afectos de retratos gastados.

Recuerdos de aquellas inolvidables noches de verano.
añoranza de dos amantes unidos por las líneas de sus manos.

Recuerdos de cuando besaban sus manos temblorosas
a medida que se ahuecaban sus sonrisas cariñosas.

Recuerdos de los sueños que soñaban
a medida que sus labios se acercaban sin encontrarse.

Esas olas de suspiros que siempre buscaban refugio,
esas lágrimas que ocultaban sus verdaderas emociones.

Hay un momento en nuestra vida...
donde las hojas amarillas de algunas historias
se adormecen entre montones de recuerdos.

Historias donde se suele acabar
el color azul con el que pintamos el cielo.