Blas Roa

Renuncia

Renuncia al destino, al manglar, al gramaje

que no conserva linajes mas allá del risino

acumulado y negrecido con marcianitos brillantes

la ola que dice, errante, yo no soy tu adivino.

 

Renuncia el ladino a no pifiar del guante

diminuto amante a los pies de un amor calcino

que en tus ajuares ya no mas que el de lobo estepario

y por confundir el abecedario te he hecho mi amigo.

 

Tu que allí ya no renuncias a güisa de guisante

la dama del dante donde se funde el vellosino

y que araña con rastrillo sus recuerdos de nigromante

ecuestre y redoblante su estampa en cervantino.

 

Renuncia así mi corazón a corregir lo mutante

del amor fluctuante entre el te quiero y no me quiso.

a las veras del permiso se hunde el trasatlante

y el poeta con su corazón no es mas que primitivo.

 

Blas Roa