Darío Ernesto

Suspiros del alma

 

Mis ojos se dieron por vencidos

de par en par no sostuvieron el torrente 

y bajaron en chorrillos 

rodando desconsoladas

¡Oh desconsoladas lágrimas de los otoños!

Mi valle árido, raído de abrazos, se bendice de tu rocío

lagrima mía

pues aun cuando los brazos  van en pie feneciendo

Quedando extendidos

como ramas alzando al cielo las gracias

secos sin follaje, sin verdes hojas, sin fruto,

Enraizado esta mi suspiro

pues amo esta tierra mía, mi componente

fértil tierra maravillosa, pues añejos y en descomposición

un día nos extenderás tu hueco y fosa,

volver a tu vientre, humus y minerales

para abrigarnos eternamente,

y llegaran nuevos brotes, nuevas generaciones

dándote tiernas labores.

y sobre la superficie de tu rostro polvo de mis sueños

sobre tu perfume a lluvias frescas

me haré resaca, que el rio arrastra en creces

pensamiento,

 aroma a campo y selva,

siendo solo un ultimo suspiro del alma

en los simples recuerdos.

Darío Ernesto Muñoz Sosa

Autor