Mario Alberto Portillo Lopez

A UN AMIGO...

No, amigo mío; 

el amor… no es una meretriz 

que se arroja a los brazos 

del mejor postor. 



No, amigo mío; 

el amor… no es una mujerzuela barata 

que puedas desechar 

cada vez que se te de la gana. 



Hablar del amor, 

escribir del amor, 

sin estar enamorado, 

eso amigo mío… 

eso es un pecado. 



No, no, yo no quiero que sientas 

como siento yo, 

pero no es lo mismo, amor que amorío. 

No, tampoco es amorfo tu pensamiento, 

es solo diferente al mío. 



¿Y es que acaso no comprendes? 

Que el amor es algo sublime, algo tierno, 

el amor no es solo lujuria, pasión o deseo. 




Es sentirla sin tocarla 

poseerla con vehemencia, 

no te importan sus defectos 

si tan solo una caricia suya 

te hace conocer el cielo. 



¡Que testarudo eres por dios! 

¡Pero esta bien, 

ve en busca del amor, 

que tu conoces! 

ese amor que a diario compras 

que encuentras en antros y bares, 

ve, da rienda suelta a tu pasión, 

a tus instintos carnales; 

pero no digas que no te lo advertí 

cuando una lágrima por amor derrames. 



No resultes el hipócrita que diga 

que no le duele el desengaño, 

que celos no te causa 

que otro robe su sonrisa; 

de aquella... 

que con un beso 

te dijo: te amo, 

le prodigue a otro; 

su atención y sus caricias. 



Porque entonces sentirás: 

que la vida no tiene sentido, 

que la muerte no es castigo 

a tu necedad e inmadurez, 

a tu torpeza……a tu idiotez. 



Y de una traición del bien amado, 

de eso; amigo mío, 

mejor el tema ni tocamos. 



Su amor para ti 

no ha de ser una simple rosa, 

no, ella desea ser tu universo 

donde madures tus sueños 

y el poema que nunca escribirás. 



Ella quiere ser el mar y también tu luna 

y de la obscura eternidad; 

ser tu el sol que brilla 

y ella… tu única estrella. 



Autor: Mario Alberto Portillo López. 

Todos los derechos reservados. 

Seudonimos: Mayin o Kalipso.