Diaz Valero Alejandro José

Ángel virginal

 

Mi hija está muerta

¡qué desolación!

tuvo una reyerta

con su violador,

ella defendió con valor

su virginidad

y murió con honor

defendiendo su pundonor

y su castidad.

No pudo la maldad

profanar su cuerpo

y lo prefirió muerto

pero con honorabilidad…

Hoy lloro esta adversidad,

nada suple  la ausencia

de mi ángel virginal

que entregó sus fuerzas

y murió contenta

sin dejarse violar.

 


Autor: Alejandro J. Díaz Valero

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Bajo el Número 0614-1214

Maracaibo, Venezuela