Ostoatl Texotli (Zorro Azul)

Es el fénix... la vida

Para que pedir perdón, si un corazón lastimado, quedará con cicatrices difíciles de borrar, para que decir cuanto lo lamento, si ello no da marcha atrás a mis acciones y mucho menos a mis pensamientos, para que disculparse si la sangre ha corrido, si el llanto se ha derramado muchas veces.

 

Te recuerdo dolorosamente, a ti, destructor de sueños, a ti te recuerdo tan bien que mi piel aún se inunda de dolor al recordarte, te recuerdo tan inhumano que no reparaste en mi llanto, tan bestia que no te importó mi dolor, tan poca cosa que necesitabas tomar mi cuerpo por la fuerza.

Te recuerdo, recuerdo aun esas caricias que quemando mi piel, dejaron una marca inolvidable de amargura en ella, recuerdo tu aliento a alcohol barato, ese que recorriendo mi cuello y mi boca, era como veneno que me mató lentamente.

Recuerdo tus ojos del color del infierno, que penetrando en los míos, me enseñaron aquella alma negra, misma que te llevó a perder la razón, la que te hizo comportarte como un ser sin sentimientos, como todo un animal.

Recuerdo tu brutalidad, aquella con la que me dominaste y me hiciste sentir basura, me hiciste sentir nada.

Recuerdo aun mis pensamientos extraviados, tratando de entender el porqué tú me lastimabas de esa manera, tratando de entender que pasaría conmigo después de eso, así perdido en mi momento, evitando pensar a toda costa en lo que hacías con mi cuerpo.

Recuerdo tus palabras taladrando mi alma, haciendo de mi un muñeco, un piltrafa humana, recuerdo todo ello como si hubiese sido ayer, recuerdo bien, ese dolor indescriptible del alma es algo que jamás se olvida.

Recuerdo comenzar con mi vida desde cero, contagiado de vida joven, de vida nueva, perdiendo poco a poco el miedo a los hombres, para volver a confiar en ellos.

Recuerdo también mis primeros pasos, aquellos que aprendí a dar a pesar del miedo, a pesar del dolor, a pesar del llanto, recuerdo bien el cómo poco a poco mis ojos recuperaron el brillo y con ello, las ganas de vivir.

Recuerdo que poco a poco te fuiste convirtiendo en una nube negra que el viento se llevó tan lejos, recuerdo como dejaste de importar en mi vida, recuerdo que un día pude levantarme sin pensar en ti, sin temer, sin llorar, así, así entendí que había recuperado mi vida, aquella vida mía que un día te robaste, aquella vida que siendo lo que era me demostró que a pesar del dolor, sigo siendo ese ser maravilloso que solo puede dar amor a quienes le aman, y compasión a quienes le odian.

Recuerdo levantarme como el fénix, de entre las cenizas de mi propia existencia, calcinada por tu amargura, por tu falta de amor propio y hacia la vida, por tu poco amor hacia el universo.

Me levanté y aquello no duele mas, aquello simplemente me dio más fuerza para seguir adelante, para abrir mis alas y volar.

A ti, a ti que me causaste tanto daño, a ti que me marcaste el alma con fuego, a ti que  me enseñaste lo que es el dolor amargo y duradero, a ti hoy solo puedo decirte que con todas las fuerzas de mi corazón…

TE PERDONO por todo ello, y te libero, de la carga tan inmensa de vivir con ello, pues para  mí, ya no importa mas, para mi es una página que se calcinó en ese mismo fuego que me dio la vida, esta vida nueva que gracias a ti, aprendí a disfrutar y a valorar, aquella vida que hoy amo y quiero, a cada momento, en el que simplemente, soy feliz.