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El Árbol del Amor.

El Árbol del Amor.     

Cuenta una leyenda que en el mundo, al principio, las plantas y flores hablaban.

El roble, con su voz robusta y fuerte como un tenor, estremecía todo a su alrededor, pero sus hojas eran caducas y permanecía mucho tiempo sin poder hablar, además su lento crecimiento hacía con que su vocabulario creciera de la misma forma.

Las Sequoias, vociferaban sobre todas las demás, como si hablasen desde el cielo, y por ese motivo casi nadie podía escucharlas, perdiéndose, su voz, en las alturas.

Las Palmeras tenían la voz agitada, e intentaban seguir el compás del viento, sin lograrlo.

Las malas hierbas también tenían su voz, que era baja y rastrera, como su aspecto.

La ortiga tenía la voz irritante e inflamaba todo lo que alcanzaba, haciendo con que todos se apartaran de ella.

El Sauce llorón solo hacía que llorar, colgando sus elegantes ramas sobre su corteza pardo oscura, como si fuera un traje de luto.´  Estaba siempre aislado, aún así acababa haciendo llorar a los demás.

El diente de león tenía una voz potente, pero se dispersaba muy rápidamente con el viento.

Las voces de las rosas, aunque dulces y perfumadas, solo alcanzaban comunicarse  con sus vecinos más cercanos.

Las flores de cactus tenían la peculiar forma de pinchar o espetar sus voces a cualquiera que se acercara demasiado.

La Dama de noche permanecía callada durante todo el día,  reservando todas sus energías y encanto para las primeras horas de la noche, cuando pretendía producir un efecto sedante a los que la subestimaban por su tamaño.

A los girasoles, por otro lado, no les preocupaba otra cosa que seguir, apasionadamente, al sol y solo tenían ojos para éste.

Dios observó que el lenguaje que usaban no mantenía la armonía que Él había determinado para el universo y pidió que todas las plantas y flores buscaran un nuevo lenguaje en sus propias  raíces. Las plantas y flores, entonces,  enmudecieron, pues no llegaron a entender el mensaje de Dios, como ocurre demasiadas veces.

Dios entonces creó el Árbol del Amor, con el único propósito de enseñarles el lenguaje que siempre había estado en sus raíces – el amor, y éste fue responsable por unirlos en el nuevo lenguaje común.

Las plantas y flores dejaron de hablar, pero nos siguen contando todo, a través de su colorido, de su belleza, y de su pureza si estamos dispuestos a entender el lenguaje del amor.

Desde entonces se cree que, si eres capaz de entender a cualquier persona, animal, cosa, plantas o flores, estás usando del lenguaje de tus propias raíces –el amor, y eres el mismísimo  Árbol del Amor que Dios ha creado para la armonía y unión del universo.