maria ignacia

una extraña

El verte o no verte, es lo que me mata y me alimenta cada día

una antítesis paradójica del día a día.

el latir palpitante y desgarrador al sentir tu olor.

El dilema diario de mi corazón.

El eterno vivir de un sentimiento confuso que crece en mi

¿quererte o dejarte ir?

Pero, cómo quererte aquí

Si no estás hecho para mi.

Si tan solo las noches de locura junto a ti 

No fueran simple fantasía.

A pesar de tus besos y tus caricias 

Cada gesto es ajeno a mi.

Un segundo de esas noches siento que no quieres estár sin mi

Pero cada mañana al despertar

Pienso que solo yo te empiezo a amar

Y siento la necedidad desesperante 

De no dejarte nunca más

Queriendo que tu piel se quede por siempre junto a mi

Que ni el más crudo dolor nos logre alejar

Que el resto de las miradas no nos estremescan

Y que no sintamos miedo de lo que acontesca.

Pero vuelvo a pensar

En cómo te puedo amar

Si soy una más

Una extraña que se acuesta en tu cama 

Y que cada mañana se marcha, como si no pasara nada.