Ary Vala

LA MUERTE

La muerte se respira, tiene sabor.

Se prueba en la comida, sabe a ajo y canela,

A sangría y papa cocida.

La pruebas  cuando recién te levantas con la boca aceda.

La muerte la catas  en el tequila y en el agua de mar,

La observas en la luna, en el otoño  y en cada transición.

Siempre estamos muriendo.

 

Morimos cuando hacemos el amor, cuando pintas tu casa,

Cuando no te pones más ese traje pasado de moda,

Cuando recortas tu cabello, cuando engendras y escribes,

Morimos cuando pierdes tu niñez.

 

Cuando duermo ¿Quién me asegura que no estoy muerto?

La muerte no es más que lo que tú quieres que sea;

Tu enemiga o  tu cómplice, tu amante nocturna

O el amante de tu esposa.

 

La muerte es frágil, también es tierna y piadosa, para mí.

La sientes cuando regresas a casa después de un largo viaje de placer, cansado

Y sientes respirar nuevamente tu atmósfera.

Es un tren vacio, viejo, podrido,  hecho reliquia.

 

La muerte es vanidosa, exige ritos costosos y glamurosos,

Pero ¿Qué seriamos sin ella?  Por eso amo a la muerte,

Tanto que en mi vida ya le reservé su espacio para cuando ella quiera.

Será un honor recibirla en la puerta de mis pies.

Muero cuando me dejo morir.