Que no alumbra el sol en este agujero
que no hay dios que apiade mi soledad
que no existe estela en este ignoto cielo
que llegue a este profundo lado del mar.
Que no tengo alma, soy polvo de estrellas
aunado en un cuerpo sin ritmo o compás,
y el leve rastro que dejan mis huellas,
tarde o temprano se borrará.
Que el tiempo transcurre y transcurre en silencio
y transcurre mi vida y transcurre mi edad,
y la lene cicatriz de mi recuerdo
poco a poco este mundo olvidará.
El hombre y el tiempo, ambos, fieros enemigos
que en un mismo instante, en la misma arena,
luchan en pos de un mismo destino
luchan en pos de un mismo final.