amapolanegra

Aquella vez


De modo que insistí varias veces para que se quedara. Estaba deseosa, inquieta, y él lo sabía. Los del grupo se habían ido, la cena y alguna copa, todo perfecto. Suspiré para llamar su atención, si, suspiré hondamente, deseando que empezara a tocarme, a besarme. Le comí la boca; me pegue a él, y eso no hizo más que encender la llama. El vestido negro cayó al suelo, luego mis bragas se deslizaron despacio rozando con una leve caricia mis muslos. Eso me excitó. Seguí besándolo; él gemía igual que yo. Quedé de pié apoyada a la pared con aquel inmenso lienzo lleno de figuras ancestrales. El lamió mi torso, besó mis mulsos. Él hizo que gritara cuando acarició mi sexo. Le pedí que lo hiciera, se lo rogué, porque temblaba de deseo; permanecimos el tiempo suficiente para amarnos locamente, para gemir al tiempo de un orgasmo convulso.

Luego ya no volvimos a vernos; pero fue el momento de amor más hermoso y loco de mi vida....