Arenita.

La Septuagésima.

No eres la primera, no,

la primera es irrisible, lejana,

no eres el amor de mi vida, no,

pero eres la luz de mis mañanas.

 

No eres perfecta, no

pero eres maravillosa.

Entre todos mis regalos, eres la más grande,

más que los poemas y las rosas.

 

No hay forma de explicarte, no

porque eres tú de mil formas.

Eres como los vientos, necesaria,

eres mis ideales y mis dogmas.

 

No, no eres la primera,

no eres tú esa diosa que me guarde,

y aunque no eres el amor de mi vida,

eres tú, mujer, lo más importante.

 

Celebro cada hilo de tu pelo,

esos que se enredan, como tallos de flores,

y que en el ciclo perfecto de tus ojos

encierran en sus nudos mis amores.

 

No eres la más bella, no,

pero para mí, eres hermosa

quizá quien pueda superarte tenga armas,

pero tú, y sólo tú, eres preciosa.

 

No eres la más fuerte, no,

pero yo creo que con tu boca y tus besos,

tus dos manos que han saido sostenerme,

pueden igual... sostener el universo.

 

No eres la más lista, no,

pero ante mis ojos, que mucho saben...

puede que no crees vda con las manos

pero entre todas, eres la más brillante.

 

No eres la que más he amado, no,

pero eres tan macabra y tan vil,

que por ti mi vida, estoy tan enamorada

que te quiero como si el mundo, dependiera de ti.

 

Celebro cada letraque articulas,

y cada tono en tus ilustres palabras,

estarás siempre pegada a la tierra...

pero yo a ti, en los poemas, te daré mis alas.

 

No eres la más ilustre, no,

pero en cuestiones de amor, eres la reina,

tú no eres la mejor facha, no...

eres más, ese amor... que me despeina.

 

No eres la más paciente, no,

pero es que eres tú esa fragancia...

quizá no todo el mundo te espere

pero yo a ti, querida, te espero con ansia.

 

No eres la más genial, no,

eres más ese dolor que tanto afecta...

y aunque haya mejores, y las hay,

tú... para mí, eres perfecta.

 

No eres la primera, no,

tú no eres la canción sonante.

Pero a oídos de ésta pobre poetisa,

eres tú, mujer, lo más importante.