Vicente Martín Martín

Ha llovido y mañana será el mar

Ha llovido y mañana  será el mar,

pero buscadme lejos,

no hacia el sur,

no en el canto del ave disfrazado de lágrimas,

sino allí,

donde el cielo es un templo de paraguas y pamelas los árboles,

donde acaban los sueños y la luz no lo sabe,

buscadme en los olivos,

en la sal,

en lo bello.

He muerto convertido en un burgués hipodérmico,

coronado

de manzanas azules y de flores de Holanda,

culpable de vivir y con dos ángeles

cogidos a mis manos,

nada os hace pensar que esta mañana es la última

madrugada del mundo,

el sol viene

desde excelsos palacios derramando transparencias de mimbre

y es el mismo dolor el que acontece,

es la misma traición la que pretende convertir en verbenas

el sexo de los pájaros.

Puede que alguna vez nos encontremos y no sea preciso

perder toda esperanza,

puede que este lugar en que os espero sea un puerto de piratas gandules

y no acepte más náufragos,

ya me diréis entonces

de qué color se visten las fresas si no llueve.