Eric W. Benevski

A Evelyn

 

Tengo un matiz inmerso en decepción,

por el torpor de tu desidia  en las nupcias.

He conocido tanto anécdotas como falsas parábolas,

tanto delirios de grandeza como raciocinio exaltado.

 

Fue como abandonar al gato veraniego en el invierno indolente.

Prometer el círculo cromático al lienzo,

tan neófito,

y tiznar sus tejidos con tu dolor y tus huesos.

Perturbar su respiración con tus desaires.

 

¿Acaso me he equivocado?

Yo jactándome en la propia ceguera

sin antes proclamar vuestros ojos,

 ajenos a mi concepción,

como autóctonos de mi cuerpo.


Empatía.


Pues nunca conoceré la verdad.

Ensimismado en mis andares contradictorios,

me cuestiono si falleciste de tristeza o inseguridad.

Es el quiebre de cualquier determinismo.

Todo es fortuito.

 

Algunos lograran rememorar la estética,

en lo que ahora yace  moribundo.

No deberás interrogarte, sobre las nutrias y su perenne dualidad.

No deberás ser diligente por el afecto a terceros.

Jamás.