Carlos Manuel Larrea

Miguel Angeles, lee a este poeta mexicano, te va a gustar:

 

 

Alejandro Aura fue un escritor y promotor de la cultura nacido en México el 2 de marzo de 1944 y fallecido en España el 30 de julio de 2008. De orígenes humildes, se caracterizó por su incesante actividad literaria y su generosidad. Aprovechó su trabajo como director del Instituto de Cultura para promover la utilización de los espacios públicos para celebrar la cultura. También fue fundador de muchos clubes de lectura y mantuvo activamente un blog durante muchos años, donde publicó numerosas poesías y estrechó fuertes lazos con sus seguidores hasta el último día de su vida. Vivió en Madrid durante 8 años, donde su labor cultural fue muy valorada. Allí, un fuerte cáncer de pulmón lo venció después de una larga lucha.
Su obra consta de poesías, cuentos y obras de teatro. Toda su lírica se encuentra en un blog creado por su última esposa, quien quiso cumplir el objetivo del escritor al ofrecer libremente sus versos a todo el mundo. Entre sus poemarios destaca \"La patria vieja\", publicado en 1986, donde encontramos, por ejemplo, \"Las casas terrestres\". Su libro de cuentos \"La historia de Nápoles\" y su drama \"Salón calavera\", son una prueba de la versatilidad de este gran artista.

 


Lee todo en: Alejandro Aura - Poemas de Alejandro Aura http://www.poemas-del-alma.com/alejandro-aura.htm#ixzz329Ul1cU2

 

 Alejandro Aura

 

Las casas terrestres

 



1

Amplio,
como el más amplio amor
es el espacio
donde las montañas
dan de sí su cuerpo elaborado;
sobre uno de estos senos de la tierra
pone su mano el sol
y se levanta.


2

Al vapor de la mañana
hundí mis ojos,
toqué árboles, arcilla,
toqué elcolor con ellos,
toqué las pieles de las frutas,
las lenguas ásperas toqué
de los ganados
usando de dulce la verdura
en la humedad mis ojos se perdieron
con la dicha.


3

Detén tu espesa y húmeda maraña,
viento;
párala un poco
mientras pasan mis ojos
a peinar la cabellera tenue de la luz.


4

Ay la rosa
fragante de
mi corazón
despedazada
por el amor
de la
ciudad,
amortajada
en humo,
desodorizada
ay la rosa.


5

Ponme una mano
en los ojos
para
ya no estarme viendo,
porque si sigo
me voy a estrangular
de rabia
que me tengo.


6

En la inmensa forma
de la noche
aparece la luna
para hacer constar
que el universo
es harto palpable,
como el cuerpo.


7

Por supuesto, que no creo
en la reencarnación.

Pero me gustaría saber
si naceré de nuevo.

Sólo por decidir qué cosas
puedo dejar para después.


8

El mal,
una naranja oscura;
el bien,
una clara naranja.
amor mío,
libérame.


9

La palabra
es lo menos,
es el cuchillo con que se corta
la sandía.


10

Mis ojos
como burbujas
se me deshacen
en las manos

Tengo en la garganta
un nudo ciego.
Voy a echarme
a volar
dentro de poco tiempo.


11

No hay nada más definitivo
aquí estoy puesto nomás
como una verruga
en la espesa nariz del mundo
y no hablo
sino para hacer que el tiempo
se detenga
y no llegue nunca
a la catástrofe final.


12

Con el dedo meñique
me rasco el corazón;
esta casa que hicimos,
estos muros cubiertos,
qué de color, qué de
violento gusto colgado
en las paredes.
Hasta los pisos
están llenos.
Este laberinto en el que
ya no nos perderemos
ni de chiste.
Mientras tú estás dormida
y sueñas que me voy,
yo sueño que me voy.


Lee todo en: Las casas terrestres - Poemas de Alejandro Aura http://www.poemas-del-alma.com/alejandro-aura-las-casas-terrestres.htm#ixzz329VyAopm