Ramón Bonachí

MONOLOGO (el lavabo publico) humor.

Que a veces tenemos mala suerte en según qué cosas o momentos, mira que llega a ser cierto.
Por ejemplo el caso de los lavabos públicos, quien no ha tenido problemas alguna vez a la hora de ir a uno de ellos, son pocas la veces que salimos mejor que entramos.
A ver si no es mala suerte, que siempre que tenemos un serio apretón el baño está ocupado por alguien que parece que este pasando las vacaciones en él, desde luego una bendición no es os lo puedo asegurar.
Y que me decís cuando vamos al servicio, y nos encontremos el típico letrerito amarillo con el rotulo que dice, recién lavado, que si lo miramos bien, hasta parece que diga jodete cabron.El día tiene veinticuatro horas, pues bien, lo clavamos y escogemos los únicos cinco minutos que usan para lavarlos.
Cuando tenemos la fortuna de encontrarlo libre, cuando nos encontramos ya con los pantalones bajados, viene el típico tocapelotas llamando a la puerta insistentemente para joder tu paz interior, como deseamos que reviente por inoportuno.
Pero el colmo de la mala suerte os la podéis imaginar, no es otra que encontrar un servicio libre sin señales de que alguien haya dejado allí su vida, nos sentamos y mirando la puerta satisfechos murmuramos por fin un día de suerte hasta que alargamos la mano y ¡me caguen la p…! , no hay papel.
Es un monologo estúpido lo sé, pero es que todos los monólogos tienen algo de estúpido y cierto