Raul Gonzaga

Inesperado resguardo

Yo no busco los halagos, la palabra seductora,

Esa falsa hipocresía de la gente mentirosa;

Yo prefiero las espinas que el pétalo de la rosa,

Si la espina me la clavan sin una intención traidora;

 

Cuántos pétalos te rozan con su piel encantadora,

Pero llevan el veneno, esa voz tan melodiosa

Cual canto de las sirenas, cual presencia luminosa

Con inocente apariencia pero un fuego que devora;

 

 Amo la autenticidad, la batalla frente a frente,

El fulgor de la metralla no el ataque inesperado;

Amo a esos enemigos, a ese hombre valiente

 

Que me ataca con su espada, con ese escudo dorado;

Que defiende la que piensa, que defiende lo que siente

Sin buscar cobardemente inesperado resguardo…