juan maria

LA COLA DEL DIABLO()segunda parte)

                          LA COLA DEL DIABLO(segunda parte)

Tenia plena conciencia, pero me resultaba totalmente imposible mover un solo dedo.

Mi primera intencion fue encender la luz, paero el movimiento no respondió.

En muy poco tiempo me percaté de la ausencia de sonidos tipícos de una calle urbana.

Bocinazos, voces,sirenas,risas y murmullos ininteligibles.

Percibía el silencio abrumador desde la oscuridad, empapado por el vómito, y desde la tremenda angustia que aportaba la imposibilidad de moverme.

Nadie que no lo haya vivido puede concebir la desesperación de encontrarse de un momento a otro, postrado como una marioneta con las cuerdas rotas y con toda su conciencia en total claridad.

El silencio inconmovible que se apoderaba de todo lo que fuera exterior al ámbito de la habitación donde estaba postrado potenciaría y afinaría seguramente cualquier sonido que se produjera en el interior.

En efecto, de pronto me apartó de mis siniestras cavilaciones un roce suave y extraño sobre la cama donde estaba acostado.

Era un chirrido como de uñas deslizándose suavemente por la superficie de las sábanas.

Todos los vestigios potenciales de paranoia que encerraban mi mente estallaron en una horrible sensación de la mas repugnante aracnofobia que me llevó a los extremos mas angustiantes de un profundo asco y pánico.

...¡Arañas!...pensé en arañas, cuando la presión sobre la piel de mi cara, de mi cuello y de todo mi cuerpo se me representó como el apoyo de patas de repugnantes arácnidos.

Eran enormes, húmedas, nauseabundas y producían una repulsión insoportable.

Entonces no perdí la razón porque me sumerjí en la oscuridad de una profunda pérdida de conocimiento.


¿Que ocurrió en esa noche como todas?...

Se cruzan distintas, variadas y extrañas ideas por mi imaginación.

Una afección cerebral...,otra patología extraña distinta...

Una posesión satánica...no soy religioso ni supersticioso, pero ya nada descarto.

En esas noches vacías y sin dimensión,oscuras y sin noción de tiempo y espacio recordé varias lecturas que habían llamado mi atención.

El entierro prematuro de Poe, que gira en torno a la espeluznante posibilidad de ser sepultado vivo; posibilidad que resulta pavorosa por lo que btiene de posible ya que existe realmente y tiene una patología y un nombre macabro: catalepsia.

La deseperación vapulea mi imaginacion de un lado para el otro...y si el aleph es el concepto del todo...todo el tiempo...todo el futuro...todo el pasado...y el punto donde están contenidos todos los puntos, como lo piensa Borges...

Entonces mi situación vendría a ser todo lo contrario, la nada sin presente, sin pasado y sin futuro.

...un verdadero anti aleph.

Porqué no había abandonado mi casa, porqué no había cambiado de domicilio...sí, lo hice...varias veces, y donde iba sucedía siempre lo mismo.

Era inevitable, la oscuridad sobrevenía, el mundo exterior apagaba sus sonidos y jamás pude comprobar si en ese momento la realidad existia.

La imposibilidad de cualquier movimiento ambulatorio me lo impedía.

Vivía atormentado, sumergido en ese desesperante abismo de dudas solipsistas.

Y así era también que al promediar la mañana todo volvía a la normalidad y esperaba,  otra vez, con desesperación la noche siguiente.

Consulté médicos, curanderos, psiquiatras, brujas y toda la gama de \"conocedores\"...

...neurólogos, pastores, adivinas y adivinos, amigos y desconocidos...

...homeópatas, parapsicólogos, y curas sanadores.

Busqué la evasión en hoteles, pensiones y lugares distintos.

Estuviera donde estuviera, a la hora señalada y en la forma, una burbuja de terror, soledad y silencio me envolvía paralizándome.

El alcohol no trajo ningún alivio...por el contrario, le puso un agravante de desagrado a esos momentos.

No se si es un sueño con apariencia de vigilia, un estado distinto de conciencia o  locura pura.

No atiendo llamadas, esquivo a conocidos y amigos y me hundo en la depresión.

El tormento continua.

Entonces recibí el mensaje. Jamás habia ocurrido algo parecido.

Lo sentí en lo profundo de mi cerebro como un incandescente chorro de fuego.

Lo percibí como una avalancha empapada de profundo odio.

...de un enorme anhelo de venganza...

Era un alma en pena con la idea obsesiva de revancha en su pensamiento que sonaba en mi cerebro como una voz vibrando desde la boca.

Desde la  boca maldiciente que se tomó el veneno que yo le dí.


...¡Te maldigo y te perseguiré hasta la eternidad!...

Sonó desde ultratumba la voz de mi compañero habitual de la mesa de poker, y \"financista\" que ya era dueño de mi destino, de mi alma y de  mi patrimonio...

Y  que muy feliz jamás imaginó que era tóxico, el brindis, que con mi mas afectuosa sonrisa le ofrecí...


...en mi nombre...y en memoria del viejo Dostoievski...


No es dulce el asesinato sin la miel de la impunidad.

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