nelida anderson parini

PUNTOS DE VISTA.

No dejes que se empañe tu alegría

creyendo que tu dicha  ha terminado,

aquel que esa tu paz ha perturbado

jamás pensó que te lastimaría.

 

No asumas que dañarte pretendía

como algo que estuviese  planeado,

quizá fue un simple instinto enajenado

 o un lapsus de insensata cobardía,

 

que emerge de la humana condición

y aturde al corazón cual espejismo,

que embarga por completo la emoción

 

y acalla a la razón con hermetismo,

haciéndole caer en tentación

sin demostrar temor o escepticismo.

 

No creas que en su  actuar fungió cinismo

o que adrede asumió desatención,

que alentara descuido o egoísmo

 

favoreciendo a su equivocación.

Tampoco es que ese fallo fue en sí mismo

movido por maldad o presunción.

 

Tal vez  algún motivo se escondía

propiciando su actuar precipitado,

quizás sintióse allí desamparado

carente de argumento o valentía.

 

Hallar la explicación no lograría

sanar al sentimiento atormentado,

poco vale entender lo que ha pasado

si se pierde la paz que antes había.