A. Cuenca

Viviendo apenas del recuerdo

Siguen pasando los días, y mi desgarrante angustia se acentúa…

Mi pecho está lleno de tristeza y mi corazón forzado con ganzúa;

dolor de un alma abierta con la llave maestra del amor que se dio a la fuga.

Y aquí entre sueños aún vivo, recordando aquellos momentos en que te hiciste parte de mi vida,

Cuando sofocabas con alegría el éxtasis de mí existir.

…y en estas noches frías llenas de tu ausencia,

se llena mi alma de tu presencia, que por querer hacerlas eternas, ya no quiere despertar.

 

Ay!!! Amada mía, estoy viviendo, apenas y solo de recuerdos,

llenando mí pecho con el aire de aquellas noches de amor que quise eternas,

…y enredado entre sábanas que creo ser tus abrazos,

me despierto con el alma hecha pedazos;

al descubrir que en tu lado de la cama, solo está tu almohada vacía,

generando en mi momento de ilusiones de la mente aún casi dormida,

la soledad que me hace volver a sufrir y llorar.

 

…y mi mente vaga por tu mundo, entre lágrimas, llenas de dolor,

y ese sentimiento extraño del amor que de la nada una vez nació;

llena mi almohada de salmuera que no cura la herida de mi pena,

ni sirve para consolar o aplacar mi angustia que me mata lentamente,

escarbando el puñal de un amor que esculpió a mi corazón.

 

Y sigues tu camino, el de los sueños personales para demostrarte que tú puedes sola,

que tu fuerza es la lejanía que lucha por tu independencia,

y atontada en el ruido del orgullo que herí por cabezón,

no te das cuenta de mi verdadero arrepentimiento al no reconocer a tiempo.

…mientras te digo desde el alma, que me arrepiento y reconozco el error,

haciéndote saber que nuestra lucha fue equitativa;

y que ha sido una batalla dura ganada por la fuerza de los dos.

 

Sin ti nada hubiésemos logrado, eras fuerza, eras mil ideas,

y te dotaste de alma para conquistar mi calma en los días duros;

aguantando lo que no debías para no dejarme caer…

Y por ello nada es mío, por ser lucha de familia;

donde el corazón y alma se unieron, fundiendo a fuego lento,

el amor que compartimos para subsistir a los desafíos de la vida,

trayendo a nuestros brazos, mas vida para vivir feliz…

 

Encuentra tu camino a casa amor!

Eres imprescindible para que nuestra casa se llame hogar,

porque tu sabes bien que “todo” no vale nada si tú estás.

Vuelve!

No permitas que tanto amor vivido se convierta en nuestra soledad;

…que la lección de vida esta vez fue bien aprendida con el sabor de la amargura,

…y con el dolor y la memoria grabadas para siempre en mi alma para no volver a errar…

Esta historia  será la mas hermosa jamás contada,

y a tu regreso llenaremos nuestros días de felicidad,

disfrutando de nuestros logros y dando paz y vida a nuestro hogar.

A.Cuenca.