QUÍTAME LAS VENDAS DE LOS OJOS, Y SUÉLTAME,
QUIERES DESPERTARME, A BASE DE CAFÉ,
INTÉNTALO DE NUEVO, NECIO, PERO HAZLO BIEN,
UN CAFÉ NO BASTA PARA DESPERTAR A ALGUIEN.
Monótono letargo, difuminas mi camino,
entorpeces mis pasos, me amenazas con el filo,
despierto siempre tarde, pa’ que tarde poco el día,
intento acortar, este estado de agonía.
Soy, la oscuridad, que nadie quiere ver,
solo intento entender, que es lo que yo debo ser,
si me resulta tan pesado, convivir conmigo mismo,
que es lo que hago tan mal, dime tú que eres tan listo.
Intento disuadir, el pasado y lo ya roto,
clavándome una espina para no sentir lo otro,
para no sentir el frio, uno se arrima a todo,
llega a ser la nada, meretriz es su apodo.
Buscando el modo, de llegar a la cumbre,
pero aquí te pisan, y después te escupen,
y es que uno enloquece, al buscar tanto el sol,
fuera esta nublado, ahora que busco yo.
Palpando las mentiras, de cada falsa promesa,
intento exiliar, cada dolor de cabeza,
intento que el intento, no se quede en intento,
como tantos a las tantas, de este corazón hambriento.
Tanto pide, tanto quiere, tanto obliga que se quede,
tantos ratos, pinto folios, por si mañana se muere,
tanto odio mis virtudes, tanto amo mis defectos,
tanto odio hacia ella, como ella hacia mis textos.
Me despierto y sigo ciego, las mismas ideas tengo,
pensando en si podre, decir ese hasta luego,
pensando si lo malo, también se marchará,
pensando tantas cosas, pensando en no pensar.
Ralladuras de cabeza, a las tantas en mi cuarto,
preguntándome otra vez, y esto hasta cuándo,
y, dime hasta cuando, tengo que soportarme,
no lo sé mamá, pero empieza a gustarme.