juan maria

MARTES 13 (SEGUNDA PARTE)

                             SEGUNDA PARTE

Mi dolor profundo y mi sorpresa sacaron un alarido de mi pecho cuando entendí que era el cuerpo muerto de mi hermano y mis gritos desgarradores fueron contestados desde el exterior por la caracajada totalmente alienada de mi cuñada.

Mientras creía que perdía la razón ocurrió otro descubrimiento ...el vientre de mi sobrino estaba abierto por dos cuartas de un tajo que dejaba desparramar sus entrañas por el suelo donde estaba muerto.

Y mi aullido de desconcierto animal se oía como el bramido de un alma en pena sin perdón, que atormentaba de miedo al ambiente.

Y desde el exterior al escusado, llegaban las risotadas y carcajadas de la madre y esposa asesina que ponían un marco de satanismo a la escena alucinante.

Es notable la permanencia del instinto en los momentos mas increiblemente terribles y comprometidos.

Ya el calor era insufrible en el escusado por lo avanzado del dia, pero el aumento de la luz me permitío observar varias viboras de coral, que eran una delicada cortesía para mi y que se mantenían pacíficas por no sentirse amenazadas. No iba ser yo el que las alborotara...

 ...permanecí muy quieto mientras contemplaba sus bellos anillos amarillos, rojos y negros, cuando se movían con la mágica lentitud de los reptiles por el piso y por sobre los cuerpos asesinados de mis parientes.

Seguí manteniéndome inmóvil durante un buen rato y la curiosidad y el odio irracional que incubaba en la cabeza totalmente desquiciada de la mujer hizo que de un momento para otro, ella abriera intempestivamente la puerta del precario y pequeño galpón y trastabillando ebria, cayera en el piso rodando entre el nudo de víboras y fuera mordida por los colmillos letales de las serpientes que se sintieron agredidas.

La siniestra enferma me miró por última vez con ojos de un odio infinito y finalmente vomitó y se desvaneció.

En pocos momentos moriría revolcada entre horribles estertores de agudísimo dolor.

Y yo viviría atormentado todos los días y segundos de mi vida por las mas terribles pesadillas y acaso la locura piadosa podría llevarme definitivamente al limbo de la inconciencia total,...o la pavorosa soledad , sería mi amiga hasta la muerte, en la reclusión de no recuperables, para alcohólicos de máxima peligrosidad.

Esa noche en terapia intensiva pensaba que había pasado el peor día de toda mi vida y que no habría otro peor en lo que restaba de mi desgraciada existencia.


No...nada podía haber terminado bien ese martes 13...

............................................................................