Raúl Daniel

Adulterio

Adulterio

 

Vea Doctora, no le miento,

ni tampoco ocultaré cosas que pienso,

si he venido a verla es por algo...

y es que he sido acusada de adulterio.

 

Mi marido presentó ante la justicia

ya los cargos, y va a juicio

el reparto de los bienes...

el lavado del honor...

la tenencia de los hijos.

 

Sí, es cierto, me encontró con otro hombre,

no lo niego...

y no crea que de ello me arrepiento.

Si pasó fue tan sólo y justamente...

¡porque había llegado el tiempo!

 

Hace más de veinte años nos casamos,

¡cuán hermoso fue al comienzo...!

yo recuerdo nuestros planes, nuestros sueños...

los románticos momentos...

sus caricias y sus besos...

las promesas del eterno sentimiento.

 

Siempre supe y entendí que su trabajo

le llevaba mucho esfuerzo,

y, en mi casa yo, procuraba

que un oasis encontrara a su regreso.

 

Pero, paulatinamente, él fue cambiando,

ya no era cariñoso como antes,

regresaba cada vez más tarde,

y a mi justo requerir, se hacía el huraño.

 

Una vez me castigó (nunca lo olvido),

y también amenazó con ausentarse,

yo fingía por los hijos

(pero ya sabía que tenía una amante...)

 

Tal vez fui tonta o cobarde

y no hice que respete mis derechos,

permitiendo que se sumen tantos hechos,

que llevaron hasta el punto de odiarle.

 

Yo no sé si usted entiende de estas cosas

y seguramente me hallarán culpable,

pero, a mi manera ¿sabe?

simplemente, lo que hice fue cobrarme...

 

¡Yo me siento la víctima... estafada!,

¡me robó la juventud y la ilusión!,

¡es por eso que lo hice en su cama

y elegí como hombre a su patrón!

 

Solamente quiero... abogada,

que le pida por mí... ¡perdón a Dios!