Enrique del Nilo

RETAZO DE NOCHE

Asomó por el esfínter de la ventana

el mapa que fingía ser su cara,

donde el tiempo abigarrara

sus alegrías y sus tristezas

con tinta de telaraña.

 

Le pegó un jalón al puro

que el horizonte le convidara,

luego le sacudió la ceniza

que se fue como lluvia de brazas

a atizonar en las covachas

que la que le albergaba acompañaba.

 

Lanzó un escupitajo amargo

sobre el rostro del mundo,

a quien más que odiar despreciaba

por haberse negado a copiar

la huella que con fervor le inoculara.

 

Arrebató en un fuerte suspiro

al cielo dos luceros,

que con el impulso

se colaron hasta los orificios

que sus lagrimas dejaran.

 

Cerró el diario que sin lápiz garabateaba,

para susurrarle al tapesco

que jugaba a ser cama,

vamos a dormir mi fiel amada

a ver si me sueltas mañana