Señora, yo no dudo de que sea usted una dama,
existirá en alguna parte quien sí lo dude tal vez…
pero sí dudo de sus pensamientos en su cama
y ante el espejo, a quién le dedica su desnudez.
Ese celular vibrando, ya usted le quitó el sonido,
decidió dormirse desnuda y no por el de al lado,
tener sexo esta noche no parece tener sentido
porque puede decir lo hecho pero no lo pensado.
Hay escenas haciendo estragos en su memoria,
luce usted dormida si la ven así a primera vista,
pero piensa en un sostén negro con su historia
y en una blusa que de la misma, es protagonista.
Ah… y si las paredes hablaran señora ¿verdad?,
qué suerte para usted que guarden sus secretos,
o si no, se sabría que en momentos de soledad
todos sus pensamientos están algo… inquietos.
Hoy llegaron de pronto y la encontraron desnuda
y no cansada como siempre, hasta se sonreía…
Claro, sucede que no necesitó ninguna ayuda
para hacer aquello tan íntimo que a solas hacía.
Quien llegó asumió que sus deseos eran por él
y se prodigó en halagos, “estás bella, hermosa…”,
también se creyó culpable de lo erizada de su piel,
pero su cuerpo desnudo decía a gritos otra cosa.
Qué cómo sé todo esto, usted seguro se preguntó,
ah, es que le está hablando el creador del poema,
usted es un personaje que hoy mi mente inventó
y bueno… digamos que me interesó mucho el tema.
Yo imaginé su ropa íntima regada en la habitación
y a usted dándole excusas para no hacer el amor,
es que escriben en su cuerpo poemas de pasión
pero ya no es el mismo poeta, es otro el autor.
Si nada es verdad señora, entonces no se inquiete,
deje que yo escriba todo lo que a mí se me ocurra,
si no la dejan “dormir” pídale a él que la respete…
que hay alguien en su mente que un “te amo” susurra.
Poema totalmente original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
Todos los derechos reservados
Publicado el 3/5/2014
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