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Mayo de eterna primavera,
cuando por vez primera,
se entrega el dolor de un deseo,
por el impertinente momento,
y es el instante en que doy con latido,
un fuerte retumbar en mi Tierra bendita,
y como fuerte resaca por la tarde infinita,
y querre a mayo de candente deseo;
se encierre todo mi corazon y mi mente pueda vagar...,
por las corrientes saladas de un mar embravecido,
y sin poder olvidar el rencor por la nostalgia al callar,
y que la agonia en contrario sentido,
quede en mayo de candente deseo,
el gran deseo de amar con la sombra de un tiempo,
en que jamas se oyo decir que el dolor ha llegado,
por un cauce con direccion a este gran mar,
donde mi voluntad diluye toda melancolia,
por saber que podre en mayo de candente deseo amar.
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