A. Cuenca

Sentimientos invariables

Recién vine de verte, algo me ahoga solo en tu presencia;

mis ganas de abrazarte queman mi pecho con ardor,

y mientras mi boca te implora, mi alma yace callada y me castiga sin piedad.

Intento explicarte que el silencio de la casa duele, falta vida, falta mi familia,

mi compañera y nuestros hijos, el ruido de la calma.

 

Me sigues diciendo que tú no te lo buscaste,

pero quisiera saber si alguien alguna vez me conoció malas intensiones,

y repito sin cesar, que todo lo que hice, por amor hecho está.

…Y sé bien que tú me conoces y no haría nada por dañarnos,

no en vano estuve 18 años a tu lado, y jamás pensé en abandonarte.

 

Tu bien sabes que todo habrá valido la pena si volvemos a despertar todos juntos,

como en aquellos tiempos hermosos, tener las sonrisas de nuestros hijos,

y con un abrazo profundo llegar a las mañanas llenas de felicidad.

 

…Y aunque me lo pides constantemente,

no se como hacer para no rogarte que nos demos una ultima oportunidad.

…mientras tú corres desesperadamente, no te logro alcanzar.

Estoy muy solo en este mundo, ustedes eran todo par mi,

son lo único que tengo, y al perderte a ti, se me fue mi compañera del alma

con quien conciliar el sueño, a quien amar cada despertar.

 

Le he pedido a dios cada instante que puedo,

que me devuelva a mi familia, sabiendo que después de este sufrimiento andino,

no hay nada que no pueda hacer para salvarnos de mas dolor.

Sé que he hecho mal y sé que no lo haría nunca más,

pues mis entrañas sangran un duelo que no quisiera volver a pasar.

 

Pensar que tantas veces te dije que si te ibas no iba a sufrir…

Y hoy no recuerdo un día que pasara un instante sin que mi alma no encuentre dolor.

He llorado casi sin cesar, y cada día que pasa, más sufrimiento se apodera de mí.

Todos me dicen que algún día todo esto pasará,

que la herida se curará y comenzaré a vivir una vez mas.

 

Pero nadie sabe de mí, ni de mis sentimientos,

que no han variado a lo largo de mi vida,

y el haber soñado contigo siquiera antes de conocerte,

…y saber haberte encontrado cuando tuviste nuestra vida en tu vientre,

por saber haberte perdido, hoy lastima lentamente y hiere a muerte a mi corazón.

 

Ay! Diosito, no hay día que no te vaya a implorar volver a tener a mi familia unida,

y te juro por todo lo que tu quieras,

 que sabré hacer de mi, ese hombre que ella merece y con quien siempre soñó;

le devolveré su alma al cuerpo, sus ganas de vivir,

y cumpliré lo que siempre fue su sueño, de envejecer juntitos

Y que cada día aflore del alma de mi esposa,

nuevamente ese amor que nos hacía soñar. A.Cuenca.