Smooth

No la entiendo.

Hay días que no la entiendo,
a veces es tan solitaria
y quejumbrosa,
que le da por perderse,
entre los acres de bosque,
sin dejarme nada,
ni reproches,
ni malas caras,
ni siquiera un adiós.

Al día siguiente despierta,
llena de energía,
me llama temprano,
me das los buenos días;
se pone tan linda,
le sonríe al sol,
no hay nada
que contradiga su alegría.

A veces es endeble,
busca mis brazos,
huele las rosas,
le da por llorar
por cosas tan tontas,
se hace un desastre
con el guardarropa,
cree que esta gorda;
después de la nada
se queda callado,
se duerme y despierta,
y con un beso todo termino.

Hay días que no la entiendo,
en esas ocasiones
que esta gritona,
 y no me quiere cerca,
porque la empalago,
y no está de humor;
después,
en 5 minutos
tiene melancolía,
que no la quiero,
que porque no la abrazo,
me hace pucheros,
y resulta que el malo
ahora soy yo.



Y así es ella de infantil
y madura,
de simple
y de compleja,
de alegre
y obstinada,
de saludable
y de glotona,
de vanidosa
y desaliñada…
y aunque a veces
me saca corajes
y a veces la quiera más
y otras veces un poco menos,
la quiero de verdad
y ella no necesita que la entienda.